La carrera procesional enfila por esta calle su último tramo. A la derecha queda la entrada al Palacio Arzobispal, cuyo exterior muestra el sello de su reedificación en el siglo XVIII a cargo del cardenal Lorenzana. Más abajo está el paso cubierto que permite la unión con la Catedral situada en la acera opuesta que se data en 1611. Los muros de piedra y los contrafuertes se corresponden con el claustro al que se accede desde la calle por una portada gótica (llamada del Mollete), respondiendo todo este conjunto a la reforma que efectuó el arzobispo Pedro Tenorio en 1389 para hacer el claustro catedralicio sobre el antiguo barrio comercial del Alcaná que, en gran medida, copaban mercaderes judíos.