Tras girar hacia la calle de Rojas, el recorrido procesional deja a la derecha la parte posterior del antiguo colegio universitario de San Bernardino, donde trabajaron el Greco y su hijo en el siglo XVII cuya entrada se abre hacia la calle de Santo Tomé; tras la desamortización del XIX surgió un popular lugar de ocio denominado Salón Garcilaso. En el centro de la calle destaca la portada barroca con un gran escudo heráldico de los Robles-Gorbalán, antecesores de los Condes de Cedillo, una de las últimas familias nobiliarias censadas en Toledo principios del XX. Al final se llega a la plaza del Salvador donde destaca la iglesia del mismo nombre que, tras una reciente restauración, deja a la vista el cuerpo exento de la torre que evoca perfectamente la anterior estructura de un alminar, asentado sobre fuertes sillares y algún relieve visigodo, que fue rematado por un campanario cristiano posterior resuelto en ladrillo. En este templo es posible ver una pilastra visigótica con relieves figurativos, arcos de herradura y otros vestigios arqueológicos.

Textos: Rafael del Cerro Malagón


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