Existen noticias que señalan la existencia de una custodia en la catedral toledana a finales del siglo XV que acabaría desapareciendo. La actualmente existentes se remonta a 1515 cuando el Cisneros, sobre un ostensorio que había pertenecido a Isabel la Católica, tras un concurso, en el que participaron Juan de Borgoña y Copín de Holanda, encargó Enrique de Arfe, orfebre de origen alemán, una custodia que entregó en 1524. Se dice que el Cabildo catedralicio pagó por la elaboración 33.557 maravedís más un añadido de otros 2.500 entregados en la Navidad de 1523. En el vértice más alto, en 1523 se colocó una cruz elaborada por el platero Láinez, ejecutándose nuevas mejoras y enriquecimientos impulsados por el cardenal Gaspar de Quiroga (1577-1794), prelatura que coincide la estancia del Greco en Toledo. La custodia salió a las calles toledanas por vez primera en el año de 1595.