La procesión atraviesa este espacio abierto que deja a la izquierda un espacio ajardinado destacando al fondo el cuerpo superior de la torre catedralicia. En la acera derecha sobre otra escalinata que en esta fiesta suele acoger una cuidada ornamentación floral, se levanta la iglesia jesuita de San Ildefonso con su gran fachada barroca y una disposición interior totalmente fiel a los templos de los padres ignacianos. La obra transcurrió entre 1628 y 1718. En la actualidad se mantiene el culto, dedicándose también como espacio visitable con unas magníficas vistas desde las dos torres que presiden la plaza.

Textos: Rafael del Cerro Malagón


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