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Toledo 10-11-2014

Al recorrer cualquier ciudad o paraje es fácil encontrar dedicatorias a ilustres personajes, bíblicos, históricos, hijos predilectos o adscritos de alguna manera al lugar en cuestión. Sin embargo, no siempre, la memoria labrada en mármol, metal, cerámica u otro material con nombres, fechas y loas están en un aceptable estado de revista. La incuria y el paso de tiempo suelen carcomer parte de estos memoriales, siendo difícil leer textos mutilados, enmascarados bajo un manto de óxido o capas de polvo, olvido e indiferencia para el común de los transeúntes que no vivieron o desconocen el acto fundacional de aquel recuerdo mural, que, a buen seguro, estuvo rodeado de discursos cívicos, tal vez de algunas preces, y la presencia de bandera, banda y música municipal en una jornada ya perdida en el calendario perpetuo.

Un ejemplo de esta situación poco decorosa para los toledanos se halla en el paseo del Miradero, en la esquina de la ampliación del Museo de Santa Cruz, donde se alojó hasta 1973 un colegio de monjas ursulinas. Allí, sobre los pulcros muros rehabilitados en 2009, encima de las escaleras mecánicas y los espacios geométricos de Rafael Moneo, pervive un damnificado memorial del toledano rey Alfonso X, nacido en 1221, tal vez en este palaciego enclave. Un tablero de escayola, nada pequeño, y de ecléctica composición, ofrece un penoso estado que obliga a esforzarse para adivinar el contenido. De su diseño original quedan restos de unos arquillos de escayola de medio punto que cobijaban respectivamente otros de perfil trilobulado, dejando visible en una de las albanegas un castillo heráldico y un tosco capitel corintio. Debajo se extiende un amplio espacio donde se intuye la siguiente composición: En estos que fueron Alcázares reales /nació en 23 de noviembre de 1221/ Don Alfonso el Sabio/ En igual día de 1921 le erige esta lápida/ la Real Academia de Bellas Artes.

Efectivamente, al hilo del séptimo centenario del nacimiento de este rey, un 23 de noviembre de 1221, día de san Clemente, la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo lideró tal efeméride local. Los actos se iniciaron en la Catedral con una misa celebrada por el obispo auxiliar y la presencia de autoridades e instituciones de la ciudad, censurándose desde la prensa la ausencia de la corporación municipal. Después, una comitiva salió del templo primado por la puerta del Reloj hacia el Miradero. A las once tuvo lugar el descubrimiento de la placa en medio de los obligados discursos. Por la tarde, en elAyuntamiento se celebró una velada literaria y musical, destacando las disertaciones de Francisco de Borja San Román (1887-1942) yJuan Moraleda y Esteban (1857-1929) que afirmó estar en el Miradero, en una esquina del medieval Alficén, la cuna de Alfonso X y que la lápida descubierta por la mañana, serviría para recordar a «las generaciones venideras el nacimiento y el nombre esclarecido del eximio varón, gloria de España y de las letras patrias». Queda patente que el estado actual de la inscripción difícilmente puede ayudar a que se cumpla el noble deseo del ilustre académico.

También hubo otros homenajes a Alfonso X en Madrid, Sevilla, Ciudad Real y Murcia según recoge la prensa de la época, detallando lo acaecido en cada lugar. Al parecer, al margen del Ayuntamiento deToledo, la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas solicitó a las más altas instancias que la jornada de aquel día 23 de noviembre fuese fiesta oficial, lo que se concretó en una Real Orden de la Presidencia del Consejo de Ministros, emitida el 18 de noviembre y publicada en el Boletín Oficial de la Provincia de Toledo tres días después. Aquella disposición suponía que no hubiese «despacho en las oficinas públicas, ni clases en los Centros de enseñanza», ondeando «la bandera nacional en los edificios oficiales».

Cincuenta y cinco años después, en 1976, se rescató de nuevo la figura de Alfonso X en el paseo del Miradero, cuyo ahuecado subsuelo ahora acogía una galería comercial y un aparcamiento, descubriéndose el 23 de noviembre una escultura (obra de Francisco Toledo Sánchez)con el monarca sentado ante un escritorio entre dos bloques con relieves alusivos a las Cantigas. Un tiempo después, en 1984, durante tres meses, volvió a hablarse en Toledo de este ilustre hijo gracias a una magna exposición alusiva al VII Centenario de su muerte, complementada con actos de diversa índole. En 1995 se decidió que el monumento de Alfonso X abandonase el Miradero para mudarse fuera de las murallas (por cierto, algo que ya hacían otros vecinos de la ciudad), recalando enel parque de Tres Culturas, donde además ha tenido dos asentamientos sucesivos. Por ahora el sabio rey que apadrinó encuentros interculturales y obras de jurisprudencia, mira al barrio de Palomarejos, a la calle de Rosa Parks, norteamericana de raza negra, segregada en un autobús en 1955, porque así lo marcaban algunas leyes que no garantizaban a cualquier ciudadano poder compartir todos los derechos civiles.


Textos: Rafael del Cerro Malagón


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